La investigación se realizó en un mismo día en diversos puntos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde se registró en los Bosques de Palermo 19° mientras que en Villa Soldati una temperatura superior a los 40°. Advierten que la falta espacios verdes se convierta en otra desigualdad social.
La difusión se dio a través de un estudio de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA), llamado “Sobre La Tierra”, del Área de Divulgación Científica y Tecnológica en Agronomía y Ambiente, que registró en un mismo día cambios de temperatura en diferentes zonas de la Ciudad; en los Bosques de Palermo se registró 19° mientras que en Villa Soldati escalaba a más de 40°. El estudio indica que la diferencia se produce por la superficie vegetada de cada barrio y recalcó que la distribución de espacios verdes en la Ciudad se relaciona con factores socioeconómicos.
La investigación es una Tesis de grado de Paula Galansino para la Licenciatura en Ciencias Ambientales (LiCiA) de la FAUBA. La explicación que da la autora del estudio dijo que las temperaturas elevadas en las ciudades se deben al fenómeno conocido como “isla urbana de calor” y que es debido a diferentes causas: “Una es la falta de vegetación urbana, ya que, entre otros beneficios, las áreas verdes disminuyen la temperatura del aire. El problema es que en lugar de espacios vegetados se colocan grandes superficies impermeables, como concreto y asfalto, que retienen más calor y lo liberan a lo largo del día y la noche”, explicó Galansino sobre las construcciones urbanas.
El trabajo se centró en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires donde se analizó “si el fenómeno es igual de intenso en las diferentes zonas de la ciudad y cómo se distribuye la vegetación urbana”. A su vez, Galansino dijo que “además, estudié si existe una relación entre ambas propiedades, o sea, si la vegetación regula la temperatura dentro de la ciudad. Con estas ideas en mente revisé imágenes satelitales de todos los veranos entre el 2015 y el 2020”.
La tesista destacó que en la imagen del mediodía del 3 de febrero del 2020 encontró que la diferencia entre la temperatura mínima y la máxima dentro de la Ciudad superó los 20 °C. Galansino advirtió que, “en ese momento, la temperatura superficial promedio de la ciudad, que tiene un vínculo estrecho con la temperatura del aire, fue casi de 36 grados. Lo curioso es que mientras en algunos lugares la temperatura era 19 grados, en otros era 42. A grandes rasgos, las temperaturas más bajas se registraron en el norte de la ciudad, y las más altas, en el sur”.
La investigadora explicó que “la temperatura fue menor en las zonas de la ciudad con mayor área vegetada”. Galansino determinó que la mayor parte de CABA tiene áreas vegetadas escasas y reducidas, que no logran aliviar las altas temperaturas y comentó cómo fue el proceso de su Tesis: “Dividí la ciudad en cuatro unidades. Las 1 y 2 agrupan el centro y el sur, representan el 80% de la ciudad y mostraron valores de IVN menores a 0,2, tienen la menor superficie ocupada por vegetación, de un 12.5% y un 20.1% respectivamente, y la menor área promedio de parche vegetado, de 900 metros cuadrados. Las 3 y 4 incluyen espacios verdes extensos del norte de la ciudad como los bosques de Palermo y también los grandes parques y reservas del sur. Abarcan casi el 20% de CABA, tienen más del 45% de su superficie vegetada y valores de IVN mayores a 0,4”.
La investigadora confirmó que en la Ciudad, como en otras del mundo, el acceso a espacios verdes se vincula al nivel de ingresos; dijo que “Encontré que los barrios con mayor porcentaje de hogares con necesidades básicas insatisfechas, principalmente en el centro-sur de la ciudad, tienen la menor cantidad de superficie vegetada y sufren temperaturas más altas”, informó.
En ese sentido, la autora del estudio recalcó que las “temperaturas elevadas pueden causar problemas de salud”. “Las personas aumentan el consumo energético para refrigerar o para ventilar sus hogares, y esto tiene dos aristas. Primero, que la sobredemanda de electricidad produce cortes de luz, y segundo, que los aparatos eléctricos o los valores de las facturas no son accesibles a todo el mundo”, agregó la licenciada.
A su vez, la tesista sentenció que “por otro lado, aumenta la posibilidad de transmisión de enfermedades, ya que el calor favorece el desarrollo de los animales o los insectos que las transmiten. El mosquito que transmite el virus del dengue, el Aedes aegypti, es un ejemplo clarísimo. Se sabe que hay más dengue en el sur de la ciudad, donde las temperaturas son más altas”.
Galansino indicó como contrapropuesta que dado que los recursos que tiene la gestión son limitados se deberían destinar hacia las zonas de la ciudad que están expuestas a mayores temperaturas y tienen menor acceso a parques y plazas. “Hay que pensar en el futuro y agregar vegetación que atenúe los picos de calor en esos lugares y al mismo tiempo se deben tomar medidas urgentes para mejorar las condiciones de las personas que allí viven, como, por ejemplo, asistencia para refrigerar sus hogares o reforzar la atención médica cuando hay olas de calor”.
(80)