abril 18, 2024
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Compostar: Conocé todos los secretos

Una manera de ayudar al medioambiente, es producir menos residuos, y compostar los reduce hasta en un 50%.

Además, compostar transforma tus residuos en abono, lo que es de gran utilidad para las plantas, macetas y jardín.

Como decíamos, la actividad puede reducir un 50% la bolsa residuos que tenemos habitualmente en nuestros hogares. Por eso, separar todo previamente, hace que los reciclables queden limpios y secos, y de esta manera luego  llevarlos a los recuperadores urbanos.

Es importante recordar, que cada persona produce, en promedio, un kilogramo de residuos por día. Al compostar y separar los reciclables, podemos reducir a la mitad el total de nuestros residuos.

Por eso, las composteras son un gran aporte a la problemática ambiental, debido a que transformamos los desechos en un producto muy valioso para el jardín o la huerta.

Para realizar bien esta actividad, es necesario saber cuáles son los residuos orgánicos: son aquellos de origen vegetal o animal que se producen en el hogar: yerba, café, infusiones, cáscaras, carozos y restos de frutas y verduras, comida en mal estado, servilletas de papel, cáscara de huevo, lácteos, huesos. Tambien grasa y otros restos de carnes rojas, pollo y pescado, pero en este caso, de origen animal, no suele realizarse en el hogar, ya que tienen otros procesos.

Aquí te explicaremos el paso a paso del compostaje.

En principio recordemos que esta es una práctica en la que se transforma biológicamente los restos orgánicos en abono. Esto es posible porque lo realizan microorganismos benéficos (hongos y bacterias) en presencia de aire y humedad, sin olores ni riesgo para la salud de las personas.

Asimismo, es indispensable saber que en la compostera sólo pueden ir los residuos orgánicos vegetales, las cáscaras de huevo y restos de yerba y café. Los restos de origen animal no se compostan en el hogar ya que su tratamiento es más complejo desde el punto de vista sanitario.

Los restos de verduras cocidas tampoco se compostan porque al tener mucha concentración de líquidos, puede pudrir la compostera.

Otros elementos que no deben ir a una compostera en ninguna circunstancia son: heces de animales domésticos como perros y gatos, papel higiénico, hisopos, toallitas sanitarias, tampones, pañales y otros productos de higiene corporal, paños y servilletas utilizadas en la desinfección del hogar, restos de aspiradora o de barrido, medicamentos, colillas de cigarrillo y cenizas.

La compostera puede colocarse en espacios abiertos (campo o jardín) o en espacios reducidos, su tamaño dependerá del espacio que se tenga en el hogar. Puede ser de plástico o de madera, pero se debe evitar la entrada de agua de lluvia, permitir el ingreso de aire y favorecer el drenaje de los líquidos (llamados “lixiviados”) que se producen a lo largo del proceso.

Una posibilidad es la de reciclar tachos de pintura o similar. En tanto, es fundamental, a la hora del compostaje, tener en cuenta las tres A:

  • Alimento balanceado (relación Carbono/Nitrógeno)

    Los residuos orgánicos vegetales húmedos que se generan en la cocina suelen ser ricos en nitrógeno, mientras que los residuos orgánicos vegetales secos lo son en carbono. Nitrógeno y carbono son elementos necesarios para que los
    microorganismos composteros puedan crecer, desarrollarse y reproducirse.

 

  • Aire (oxígeno)

    Los microorganismos de la compostera precisan oxígeno para vivir. Así se evitan malos olores. Hay que evitar la compactación de la pila de residuos y el exceso de humedad que se traduce en déficit de aire.

    Por eso, se recomienda revolver una o dos veces por semana la pila, agregar residuos orgánicos secos que absorberán el exceso de humedad y aportarán “estructura”, es decir, porosidad, y evitar que ingrese el agua de lluvia, colocando una tapa no hermética.

 

  • Agua (humedad)

    La pila de residuos en la compostera debe tener la suficiente humedad para que los microorganismos puedan crecer y desarrollarse. Por lo general los residuos que se generan en la cocina son muy húmedos (el 70% de su peso es agua) y al mezclarlos con los secos el nivel de humedad se equilibra.

    Sin embargo, en días muy calurosos o si hay exceso de material seco puede ocurrir que sea preciso agregar agua.

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