abril 26, 2024
Medios

 Darwinismo Social y Estado de Bienestar, el verdadero debate

Por Ricardo Guaglianone

Desde tiempos remotos, pareciera ser que la gran separación de los humanos en su organización política y social,  radica en dos visiones de vida contrapuestas, una más integradora, solidaria, donde hablar de comunidad es incluirse con naturalidad en un todo, mientras que la otra sostiene que cada ser humano sufre o goza su destino solo en base a su superación individual.

Estas visiones opuestas, fueron enmarcadas en teorías que justificaron largas luchas por el poder para llevar a la práctica esas convicciones, donde el rol del estado es el centro de la controversia.

La irrupción de la Pandemia aun en regímenes con una asentada filosofía liberal que privilegia lo económico sobre cualquier otro valor, debieron paliar la crisis sanitaria con un estado presente, dejando de lado los esquemas económicos. Es más, los estados que no reaccionaron rápidamente y quisieron seguir con el ritmo económico habitual, fueron los más avasallados por la pandemia, como fueron Brasil y Estados Unidos.

Aun así, sectores poderosos siguen dando batalla en los medios de comunicación, (muchos periodistas son sus voceros),  exigiendo que el estado no participe como regulador de las actividades económicas.

Veamos en detalle que dicen estas dos filosofías contrapuestas.

 El Estado de Bienestar

Básicamente el Estado Benefactor propone intervenir en la economía para una mejor distribución del ingreso en la población, impulsa sistemas de seguridad social, crea marcos de regulación en la composición de la oferta y la demanda y  desarrolla servicios y bienes  de uso generalizado accesibles para toda la población, entre ellos los servicios de salud y educación pública.

 Los puntos básicos del Estado de Bienestar son:

a) Asegurar las garantías y los derechos ciudadanos establecidos en la Constitución, participación estatal en la gestión de servicios de salud pública, educación, vivienda y la producción y el acceso a bienes de consumo básico.

b) Desarrollar un esquema de subsidios, no sólo con apoyos fiscales, financieros, con precios y tarifas reducidas, sino también, con la creación de infraestructura industrial y urbana para dar empleo a  la población.

c)  Asegurar que los bienes y servicios lleguen masivamente, favoreciendo  cadenas productivas de industria nacional.

d) El Estado es el gran estabilizador de las relaciones sociales y económicas, la idea es que toda la población esté incluida y mejore la calidad de vida de la comunidad.

La otra mirada: Liberalismo Económico

El liberalismo económico, en contraposición, dice que nadie debe intervenir para regular nada.  La competencia es la base de la libertad política y económica de los ciudadanos y eso estimula la creatividad, el progreso técnico y el desarrollo.

Los precios de los bienes deben ser fijados por las fuerzas del mercado y conseguir empleo e ingresos, queda supeditado a los mecanismos de oferta y demanda.

La propuesta es que el estado sea mínimo, sin empresas públicas, ni prestación accesible de servicios, que no son un derecho sino una mercancía. Lo trascendente es el “individuo”, “el mercado” y la “libre iniciativa”.

Los fundamentos que justifican filosóficamente los resultados sociales negativos del liberalismo económico, es el darwinismo social.

 El exponente más contundente de esta visión, fue el filósofo inglés Herbert  Spencer (1820-1903): “el progreso es consecuencia de la lucha por la supervivencia, donde el fuerte sobrevive,  el débil sucumbe y el estado no tiene que intervenir para no interrumpir este proceso natural”.

“Si alguien cae en la pobreza se debe a sus propios errores y nadie debe ayudarle a reponerse”

Herbert Spencer

La teoría del darwinismo social  avala el orden  que impulsó el capitalismo primitivo: “cada uno compite con los demás y los débiles  son eliminados en un marco de competencia más o menos despiadada”.

Es un sistema “natural”, producto de la evolución de cada uno y de su fortaleza para sobrevivir.

En nuestro país,  Macri fue la cabeza visible del darwinismo social y quiso eliminar la idea del “Estado benefactor” o del “populismo”.

Cuando comenzó la pandemia su frase fue: “el populismo es más grave que el coronavirus”.

Spencer  expresaba un principio seguido a rajatablas por sus actuales acólitos: “Si alguien es rico se debe a sus propias virtudes,  aunque la riqueza haya sido adquirida por medios inmorales”.

Esta filosofía sostiene que los ricos son seres superiores y deben conducir a los demás.

La “supervivencia de los más aptos” fue utilizada por magnates como  Rockefeller y otros, para justificar la explotación de la población “inferior” y la eliminación de los competidores sin atender criterios morales o éticos, para ser  inmensamente ricos y  poderosos, sin límite alguno.

Estos “liberales” en otras épocas, sostuvieron la consigna “Civilización o Barbarie”, que justifico la masacre de pueblos enteros, “para que llegue el progreso” y por supuesto, sus negocios.

La verdadera grieta

En su periodo, Macri  impulso  el “libre mercado” sin regulación alguna e hizo que los días no fueran felices para una importante cantidad de ciudadanos: “se terminó la fiesta”, “los pobres eligen vivir asi” “los que tienen síndrome de down pueden ir a trabajar”, “los servicios valen y hay que pagarlos”, son algunas frases de la pasada administración.  

En apenas 4 años  quiso desarmar  la mayoría de los derechos sociales implementados desde el estado y hubo más de  300.000 despidos en empresas privadas por la importación de productos que se fabricaban en el país.

Loa que responden al liberalismo económico dicen que de volver al gobierno,  tratarán de completar la obra de Macri, el estado será una figura decorativa. Las clases pudientes buscan un enriquecimiento sin límites, “porque es su derecho”. En esta línea están  Milei, Larreta, Vidal, Bullrich y por supuesto Macri que quiere un “segundo tiempo”  para completar su obra.

 El darwinismo social  sostiene que es “natural” que los más débiles sucumban  en la batalla por subsistir.  Este orden “natural”, aunque sea perverso,  los ricos que gobiernan la Argentina, lo consideran justo.

Sin dudas, la crisis actual muestra la necesidad urgente de reorientar la construcción social. Esta mercantilizado  todo lo que tiene que ver con el bien común, desde alimentos a servicios esenciales.

 Los voceros de esta clase política tienen el ferviente apoyo de los grandes medios de comunicación que batallan todos los días para instalar en la población que el estado es una mala palabra y que somos un país de mierda.

Darwinismo Social –  Estado de Bienestar. Esta es la verdadera grieta.

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