Divulgación científica
El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), tiene una plantilla de 11 mil científicos de primer nivel asignados a áreas de investigación. Damos a conocer alguna de las investigaciones recientes producidas que cuenta con reconocimiento científico a escala mundial y múltiples premios de organismos internacionales.
Investigadores del CONICET y de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), del Centro Atómico Bariloche, desarrollaron una tecnología para la seguridad radiológica, la detección de materiales nucleares y residuos radiactivos. La tecnología patentada permite la detección de neutrones y radiación gamma por efecto Cherenkov y puede ser utilizada para controlar de forma no invasiva y en tiempo real el tráfico ilegal de materiales nucleares especiales (uranio, plutonio) y de residuos radiactivos en portales aduaneros y de tránsito.
Jerónimo Blostein, Investigador Independiente del CONICET en el Departamento de Física de Neutrones, afirmó “nuestros detectores son de muy bajo costo y están hechos con materiales de gran disponibilidad que no tienen regulación en el mercado. Los materiales no son tóxicos y son amigables con el medio ambiente”.
El desarrollo permite detectar neutrones sin utilizar gas Helio-3 el cual es escaso, caro y no disponible. José Lipovetzky, Investigador independiente del CONICET, afirmó que “a partir de los atentados terroristas del 2001 algunos países se apropiaron del Helio-3 para elaborar detectores de neutrones, lo que llevó a una crisis en la disponibilidad de Helio-3, casi todo el gas disponible fue a los detectores. La ventaja de nuestro desarrollo es que es un detector que no dependen de un material escaso y prácticamente agotado.”
El uso de esta tecnología es de gran utilidad para la seguridad en fronteras. Permite el escaneo no intrusivo y en tiempo real de contenedores, vehículos y cargamentos y una mejor detección del tráfico ilegal de material fisionable y de materiales radioactivos. Pueden ser utilizados en empresas dedicadas a seguridad nuclear y al monitoreo de la climatología del espacio, lo cual resulta de interés para compañías de aeronavegación y de telecomunicaciones. También tiene potencial aplicación en medicina nuclear.
El detector de neutrones y radiación gamma fue desarrollado por nueve doctores en física y en ingeniería, investigadores y becarios del CONICET y de la Comisión Nacional de Energía Atómica. La solicitud de patente fue presentada en 2019, siendo cotitulares CONICET y CNEA. La solicitud internacional PCT fue presentada en 2020 y en el 2021 el Directorio del CONICET aprobó el patentamiento de este desarrollo en los EEUU y en la Unión Europea.
La investigadora del CONICET en el Instituto de Materiales de Misiones (IMAM, CONICET – UNaM), Nanci Ehman, recibió el premio Early Career Investigator 2021 de la revista BioResources. La distinción fue otorgada por su trabajo referido al desarrollo de nuevas alternativas de packaging biodegradable.
BioResources es una revista científica de la Universidad de Carolina del Norte, en Estados Unidos, que se especializa en la publicación de investigaciones referidas a la ingeniería de los materiales lignocelulósicos, productos químicos y sus aplicaciones. Cada año, el comité editorial selecciona los trabajos más destacados de investigadores jóvenes.
“Este premio es un incentivo a nivel personal y para todo el grupo de trabajo que integro en el IMAM, donde buscamos soluciones que permitan disminuir el consumo de plásticos a nivel global”, señalan Nanci Ehman, quien fue becaria doctoral y postdoctoral del CONICET y recientemente ingresó a la Carrera del Investigador Científico (CIC) y se está especializando en la obtención de materiales biodegradables que puedan ser utilizados como envoltorios de distintos alimentos, fabricados a partir de recursos lignocelulósicos (materia seca vegetal (biomasa).
El grupo que integra es pionero en el desarrollo de distintos tipos de biomateriales que pueden producirse a partir de la madera.
La Cámara de Diputados aprobó el marco regulatorio para el desarrollo de la industria del cannabis medicinal y el cáñamo industrial y se creó la Agencia Regulatoria de la Industria del Cáñamo y del Cannabis Medicinal (ARICCAME), que tendrá como función regular –entre otras– la importación, exportación, cultivo, producción industrial, fabricación, comercialización y adquisición, por cualquier título de semillas de la planta de cannabis, del cannabis y de sus productos derivados con fines medicinales o industriales.
La Red de Cannabis Medicinal (RACME) del CONICET tiene como fin trabajar en torno a los usos científicos del cannabis medicinal. La RACME fue parte del proceso de elaboración de esta nueva ley, impulsada en junio de 2020 por el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas. La investigadora Silvia Kochen, coordina la RACME, un espacio conformado por científicos y científicas, funcionarios, funcionarias y miembros de organizaciones de la sociedad civil que trabajan en comisiones con los temas relevantes del cannabis medicinal y la Ley 27.350 que regula su uso en Argentina.
Para Kochen, “todavía tenemos grandes desafíos, para no repetir experiencias malas de otros países: en Estados Unidos, por ejemplo, en los estados donde es legal el uso del cannabis, los precios del cannabis son elevadísimos, solo acceden quienes tienen mucho dinero. El desafío es lograr la calidad, la legalidad y además la accesibilidad al cannabis medicinal”. La investigadora vislumbra avanzar en las genéticas de la planta con las particularidades de nuestro país y consolidar la producción, tanto en los casos de las ONG, cooperativas, pequeñas y medianas empresas, como en los grandes laboratorios farmacéuticos.
Según la ley aprobada, “la ARICCAME tendrá a su cargo la regulación y fiscalización de la industria del cannabis, donde participará CONICET. Asimismo, la ley contempla la creación del Consejo Federal para el Desarrollo de la Industria del Cáñamo y Cannabis Medicinal, constituido por un representante de la Nación y uno por cada provincia y por la Ciudad de Buenos Aires.