Desde mayo de este año, el jefe del servicio veterinario de París para bomberos, Dominique Grandjean, junto a un equipo de veterinarios franceses están investigando y ensayando pruebas para determinar si es posible aprovechar el sensible olfato de los perros para detectar el COVID-19. También en Inglaterra, desde abril, investigan si los canes ya entrenados para reconocer, por el olfato, a enfermedades como malaria y cáncer, pueden hacerlo con este virus.
Ahora, hace poco, La UBA se ha sumado a estos ensayos. Los mismos se han comenzado a realizar en la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Buenos Aires (FCV- UBA). Es un proyecto multidisciplinario, inspirado en el trabajo que se está realizando en Francia por el profesor Dominique Grandjean, y apunta a entrenar a los perros que ya sean utilizados en funciones para detección de objetivos diversos como drogas, peligros determinados, explosivos y también algunas enfermedades. Los que fueron instruidos en dirigir el olfato a determinadas especificaciones, tienen la ventaja de responder al logro del premio cuando consigue identificar el objeto para el cual se lo entrena. En este caso, la detección del agente viral coronavirus del síndrome respiratorio agudo severo tipo 2 (SARS-2, Severe Acute Respiratory Syndrome Coronavirus 2). El virus que produce la enfermedad por coronavirus, o Covid-19. El perro es un animal altamente calificado para este tipo de investigaciones. Su olfato es muy superior al de los humanos. Su estructura anatómica lo ha dotado de alrededor de 200 millones de receptores olfativos, según dicen los expertos, la raza humana sólo cuenta con cinco millones.
Las pruebas ya realizadas en Francia, en la Escuela de Medicina Veterinaria de Alfort (Francia), bajo el programa Nosaïs, están resultado altamente positivas en cuanto a la capacidad de los canes para identificar las muestras. Las estadísticas de los ensayos arrojaron una efectividad entre el 86% y el 100%, según el ejemplar canino. Las palabras del profesor Dominique Grandjean, basadas en su gran experiencia en el uso de los perros en su función como jefe del servicio veterinario de París para bomberos, son definitorias sobre la conveniencia de avanzar con estos ensayos: «La idea se nos vino a la cabeza hace unas semanas porque el trabajo realizado hace varios años en una universidad de Alabama, en los Estados Unidos, demostró que podíamos diagnosticar enfermedades virales en ganado con la nariz del perro. Nos dijimos a nosotros mismos que si un virus era capaz de dejar rastros de olor en un animal, no había razón por la cual no dejaría rastros en un humano. Las pruebas se realizarán en muestras de sudor debajo de las axilas de pacientes con o sin Covid-19. Luego, serán olfateadas por perros entrenados en detección. Observaremos si notan otras muestras, sin ser guiados. En perros ya entrenados, lleva una semana integrar un nuevo olor en su biblioteca de referencias».
Estos animales han sido utilizados para detectar objetivos tan diversos como cáncer humano, huevos de polilla, distintas variedades de drogas, explosivos, malaria y una larga lista. Por lo cual, con el debido entrenamiento, seguramente responderán a las expectativas y se convertirán en una herramienta eficaz para el paso previo a la confirmación de los casos después de un sondeo a través detección por el olfato, que así reducirán el consumo de los test tan necesitados en una pandemia global de estas características tan masivas. Sería interesante porque, de confirmarse esta presunción, serían de mucha utilidad y beneficio para el diagnóstico temprano de la enfermedad. Lo que reduciría la multiplicación de la cadena de contagios y daría una rápida atención a los afectados y de esa manera, tendrían más oportunidades para ser recuperado del virus.
En Inglaterra, los ensayos se están realizando en la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres (LSHTM). La Universidad de Durham y la organización benéfica Medical Detection Dogs, aportaron los medios y el gobierno destinó, para tal fin, una inversión de 500.000 libras (570.000 euros). El objetivo es: “Obtener una herramienta de alerta temprana no invasiva para identificar el coronavirus”. Están entrenando a seis labradores y cocker spaniel. Los cuales han comenzado el entrenamiento básico para la prueba. En la fase inicial, los investigadores planean recolectar muestras de olor de personas infectadas y no infectadas.
En Argentina, según el informe publicado por la web de noticias de la UBA, se está desarrollando un proyecto con perros ya entrenados en la detección de olores determinados para orientarlos a la detección del COVID-19. Se persigue obtener la capacidad de un testeo con un costo bajo para la detección precoz del virus. Los ensayos y desarrollo del proyecto (que es inspirado en el que lleva adelante en Francia, el profesor Dominique Grandjean) se lleva a cabo en la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Buenos Aires. Con el equipo de trabajo integrado por: Esp. Paula Carancci y Vet. Florencia De los Santos, de la Secretaría de Extensión; la Dra. Guadalupe Álvarez, del área de Especialidad en Bienestar Animal y de la Escuela de Adiestramiento Canino, el Vet. Daniel Pazos y los adiestradores caninos: Ariel Zapata; Nora Chiesa y Héctor Lorenzo. Respecto al tema, así se refirió la secretaria de Extensión de la FCV, Paula Carancci: “Nuestro objetivo es incorporarnos al proyecto, adaptarlo a las necesidades locales y sumar evidencia científica acerca de la capacidad de los perros para detectar personas afectadas por COVID-19. El programa en la Argentina se encuentra en la etapa de diseño y planificación, muy próximo a inicio de las prácticas con los perros”.
El adiestramiento de los perros consiste en juegos asociativos en el reconocimiento de determinados olores. El animal lo demostrará con alguna conducta o gesto determinado donde es fundamental premiarlos cuando aciertan, puede ser con algún alimento, caricia o juguete. Es la manera de aprender. En la etapa siguiente será más específico la búsqueda de casos positivos y negativos. Marcará al primero e ignorará al segundo.
Continúa Paula Carancci con sus apreciaciones: “Este proyecto lo está desarrollando un equipo multidisciplinario conformado por profesionales de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Buenos Aires y se espera contar con el apoyo del Ministerio de Salud y Seguridad de la Nación y de la Provincia de Buenos Aires. El proyecto es coordinado por la Secretaría de Extensión y la Dirección de la Especialización en Bienestar Animal de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UBA.
El entrenamiento de los canes será llevado a cabo por los profesionales de la Escuela de Adiestramiento que depende de la Secretaría de Extensión de la Facultad y esperamos contar con el aporte del personal y canes del Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires con la colaboración del Ministerio de Seguridad de la Nación y de otros organismos”.
Las razas más apropiadas para este tipo de tareas son: Pastor Alemán, Sprigel Spagniel, Border Collie, Labrador Retriever y Pastor Belga Malinois. Los tiempos de aprendizaje se estiman entre seis y ocho semanas para perros que ya fueron entrenados en la detección de otros olores.
Por Juan Tucci
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